¿Alguien sabe dónde está mi cabeza? I y II. Auto re trato

Al maestro con cariño

Eunuco

Luz de Pájaros

Mamando el ocaso

Volvete Bandoneón

Damatá

"La palabra Damatá remite a un objeto-arma de caza de Oshosi, un orisha guerrero en el candomblé (también en la santería cubana, por hacer una referencia a los países así llamados hispanos). Oshosi es un orisha de la caza y de la noche, hermano de Ogún, orisha de la guerra, la justicia y la metalurgia. La palabra tiene probablemente una etimología yoruba, lengua africana (Nigeria, Congo)."

Damatá I

Damatá II

Damatá III

Desde mi lugar en el mundo

Homenaje a la Negra

Malditos Fierros

En la auto consagración de revolucionario
Anarquista, delirante sicótico te viste
Envuelto en un maremoto que mueve fuentones
Desde las profundidades del Water Close emerges.
En la lucha insistente, por la búsqueda constante
De conseguir nadar en contra la cadena
Solo alcanzando con tu puño duro, libertino
Sujetar el dedo gordo de algún pie izquierdo.
Malditos los puntos de la costura
De aquel vestido de hierro que cubre
Un torso desnudo de costillas quebradas.
Perforados los pulmones, se llena tu boca
Divagante de absurdos concretos, entreverados
Por la fascinación acomplejada de un simple “qué pasa”.

Autorretrato

Edisto

Souvenir

Y el Señor Herradura no se desprende del vaso

"Desde mi cama no tan cama, en algún suelo erecto
se declina en la caída este cuerpo muerto,
quién se pudre y te recuerda en un suspiro lento..."
HeleA.

Tango 4

A la Chavala

Tieso y caluroso, en la penumbra de mí lecho
almidonado esta mí palo, aún mas atento
a los tacs, tacs, tacs, tacos de tus tacos
me mantengo sumergido y perturbado.

Oh!! Inconsciente imaginario, solo escucho
dos agujas que atraviesan los cerámicos
Una negra, dos corcheas y las fusas
como musas intervienen este canto.

Solo ruego al piso de mi techo
los durmientes de mi dpto
no se encuentren añejados.

Y que vos chavala no te vengas
a pique bailoteando y me encuentres
en mi cama, con el culo levantado.

Me acabo

Escupen en su lengua profunda
Como lo hacen en cualquier escupidera
Perciben intensos verdes de verano
Como grises, amarillos y magentas.

Desde los cimientos al infinito
Entre dos soles casi perdidos
Donde los pasos se predicen, aún así
Impredecibles son los manotazos.

Del dos mil setecientos justo
Antes de llegar al seiscientos
La variación, solo en el viento.

Y en el transcurso, de mi todo
Mi yo beodo, me ahogo
Y en mi Betsabé me acabo.